Zoé Saldaña y el arte de salir ilesa

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El cine no es sólo arte, es estrategia. Y cuando se trata de premios como el Oscar, lo que importa no es solo el talento, sino cómo se juega el juego. Zoé Saldaña y su equipo lo entendieron a la perfección con Emilia Pérez, una película que dividió opiniones, generó controversia y, sin embargo, no impidió que ella se llevara todos los premios a los que estuvo nominada. ¿Cómo lo lograron? Con un manejo magistral de crisis que merece un aplauso y un estudio de caso en cualquier clase de comunicación estratégica.

Seamos claros, Zoé no navegó esta tormenta sola. Detrás de ella hubo un equipo brillante que supo exactamente qué hacer en cada momento. La película ya tenía suficientes obstáculos, desde los desafortunados tuits de una de sus protagonistas hasta las declaraciones torpes de su director (por mencionar algunos), como para permitir que la actriz más sólida del elenco quedara atrapada en el caos. Aquí es donde su equipo destacó. No negaron la polémica, pero tampoco permitieron que Zoé quedara arrastrada por ella. En lugar de ignorar el problema o alimentarlo con respuestas impulsivas, su equipo adoptó una postura clara y mesurada, enfocándose en lo que realmente importaba: su talento y legado.

Las tácticas de comunicación utilizadas por Zoé y su equipo fueron esenciales para mantener su imagen intacta durante la controversia. En lugar de entrar en detalles sobre los comentarios polémicos, Saldaña redirigió la atención hacia aspectos positivos de su carrera y su experiencia en la película. A través de entrevistas y apariciones públicas, destacó la importancia de la colaboración en el set y el mensaje de inclusión, evitando alimentar el conflicto.

Para comprender cómo se manejó la crisis, es crucial ver la controversia desde otro ángulo. A pesar de los tuits y las declaraciones que generaron un ambiente tóxico, esta polarización, en lugar de perjudicarla, amplificó la presencia mediática de la película y de Saldaña. La crisis, en lugar de desbordar la narrativa, fue utilizada estratégicamente para reforzar la imagen de la actriz, dirigiendo el debate hacia su trabajo y su trayectoria en la industria.

¿Zoé se expresó ante la controversia? Sí, pero sin enredarse en la guerra de declaraciones. En vez de entrar en discusiones públicas, su presencia en pantalla se convirtió en su mejor herramienta de comunicación. Aunque no era la protagonista oficial de la película, su actuación dominó la narrativa. Cada aparición en la alfombra roja y cada entrevista estuvieron perfectamente calculadas para resaltar su desempeño.

En cuanto a su nominación a los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (Premios Óscar, como se le conoce comúnmente), el marketing fue clave. Cada año se estrenan cientos de películas, pero para que los votantes consideren una actuación, esta debe ser visible y relevante. El equipo de Zoé entendió esto a la perfección y utilizó la narrativa adecuada para mantenerla en el centro de atención, no solo por la controversia, sino por su talento y carrera. Durante su discurso en los Premios Óscar, se centró en agradecer a su familia y expresar su orgullo por ser una mujer de origen dominicano, sin mencionar la controversia, lo que reforzó su capacidad para mantenerse fuera de la guerra mediática.

Sin embargo, aunque Zoé brilló con su actuación, es imposible ignorar que Emilia Pérez dejó mucho que desear. La película, en su ejecución, se quedó corta. El guión necesitaba más profundidad, más investigación sobre los temas que abordaba, y personajes mejor construidos. A pesar de las grandes ambiciones del proyecto, terminó sintiéndose como una oportunidad desperdiciada.

En ese contexto, el verdadero logro de Zoé fue sobresalir dentro de un material que no estuvo a la altura de su talento. Su actuación fue lo único realmente rescatable, lo que nos deja con una pregunta interesante: ¿puede un gran desempeño individual salvar una película mal ejecutada? En este caso, parece que no. Porque si bien Zoé salió ilesa, la película en sí sigue arrastrando la sombra de sus fallas. Hollywood sabe cómo jugar con la percepción, pero al final del día, una historia mal contada no se puede disfrazar para siempre.

¿El resultado? Un triunfo rotundo. Zoé Saldaña ganó todos los premios a los que fue nominada, incluyendo el Oscar a Mejor Actriz de Reparto. Y lo hizo destacando su carrera, su familia y su identidad. Su equipo logró convertir un desafío en una oportunidad, transformando la crisis en una estrategia efectiva. Porque, en Hollywood y en la vida, no solo importa el talento, sino saber cómo jugar el juego.