Si caminas estos días por la calle Benito Monción, en pleno corazón del centro histórico de Santiago, notarás algo distinto.
A primera vista parece un paseo cotidiano, pero basta avanzar unos pasos para descubrir que las paredes ya no cuentan solo historias locales: ahora exhiben siglos enteros de arte universal.
Desde El Bosco y Velázquez hasta Rubens, Goya o Sorolla, 61 reproducciones de obras maestras del Museo Nacional del Prado han tomado las calles de la Ciudad Corazón, y Santiago, por unos meses, se siente un poco más Madrid.
Cultura al aire libre
La inauguración tuvo ese aire de acontecimiento cultural que transforma una tarde cualquiera.
Autoridades, gestores culturales, artistas, curiosos y vecinos se mezclaban entre la emoción y las cámaras.

La escena parecía sacada de una postal: luces cálidas, conversaciones cruzadas, y esa energía especial que surge cuando el arte se instala, de repente, en la vida cotidiana.
La exposición «El Prado en las calles» marca el inicio del proyecto «El Prado en nosotros», una iniciativa que recorrerá varias ciudades del país hasta 2026, e incluirá dos proyectos itinerantes y activaciones artísticas adicionales.
En Santiago, el recorrido abarca más de 500 metros: desde la Benito Monción hasta la Catedral, convirtiendo el espacio público en un museo a cielo abierto donde cualquiera puede detenerse, mirar y descubrir.
Lo interesante es que no se trata solo de colgar imágenes en la calle.
La curaduría -dirigida por la especialista Sara Hermann– creó una narrativa visual que funciona como máquina del tiempo: un viaje que arranca en el siglo XII y llega hasta los inicios del XX.
En ese trayecto, el visitante puede reconocer estilos, épocas, escuelas y técnicas que han marcado la historia de la pintura occidental. España, Italia, Flandes, Francia, Alemania, Holanda… el paseo es, literalmente, un recorrido por Europa sin salir de Santiago.
Pero si algo quedó claro en las palabras compartidas durante el acto inaugural es que esta exposición va más allá de la exhibición artística.

María Amalia León, presidenta del Centro León, destacó algo esencial: que el arte, cuando se instala en las calles, cambia la manera en que una comunidad se mira y se relaciona.
«Las calles dejan de ser solo lugares de tránsito«, dijo, «para convertirse en escenarios de encuentro y conversación».
Por su parte, el alcalde Ulises Rodríguez aprovechó el momento para recordar que la ciudad vive un proceso de transformación cultural y urbana.
La exposición, dijo, es testimonio de esa visión: cultura como motor de desarrollo, como revitalizador de espacios y como herramienta para poner el arte al alcance de todos.
«El Prado en las calles no es solo una exposición, es un testimonio de la ciudad que estamos construyendo», afirmó.
Y es cierto: basta quedarse unos minutos observando cómo la gente se detiene frente a las reproducciones, cómo comenta, cómo llama a un amigo para enseñarle alguna pieza, o cómo un niño pregunta quién pintó aquello que le llamó la atención.
Y ese es el verdadero efecto del proyecto: activar la conversación, despertar la curiosidad, provocar una pausa en medio de la prisa diaria.
Un puente cultural
Esta iniciativa es fruto de una alianza entre el Museo del Prado, Fundación Amigos del Museo del Prado, Fundación Eduardo León Jimenes y el Centro León, con el apoyo de varias instituciones públicas y privadas.

Un esfuerzo conjunto que, más allá de la logística, apuesta a algo que no siempre se ve en política cultural: acercar el arte sin barreras, sin horarios, sin boletos, sin solemnidad.
Más allá del arte
Durante los próximos meses, además del recorrido visual, habrá mediaciones educativas y actividades culturales que enriquecerán la experiencia.
Y para quienes quieran seguir explorando, el proyecto contempla más exposiciones y residencias artísticas que viajarán por otras ciudades como Santo Domingo, Punta Cana y Baní.
Fuente: Diario Libre








