Perdiendo el juicio

La película está disponible en todos los cines de República Dominicana

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Creo que es la primera vez que voy tan temprano a una sala de cine. La película estaba pautada para las 1:50 de la tarde, y cuando entré a la sala estaba resonando la discografía de Queen B. ¡I LOVE IT!

La sipnosis de Perdiendo el Juicio es que dos abogados exitosos aceptan defender a una pareja productora de arroz en Navarrete, a 15 minutos de Santiago.

Ellos quieren divorciarse pero las cosas están complicadas, por lo que los abogados deberán buscar la manera de salir victorioso para su cliente, pero el destino les juega una mala racha y deberán encontrar la solución a su problema.

Esta comedia dominicana ofrece dos horas de diversión por las ocurrencias de sus personajes y sus vivencias. No es una película para reflexionar o que cale en el gusto popular después de 10 años de realizarse, ni para alzarse como la mejor del 2024. Pero logra su propósito: atraer, entretener y captar el público joven o que sigue a los actores.

De hecho, parece ser la fórmula de su éxito, sin quitar el mérito a la producción, consolidar el capital humano nacional e internacional que tiene el poder de atraer público.

Frank Perozo reúne en el largometraje a Shalim Ortiz, Cheddy García, Marko, Charityn Goíco y Clarissa Molina en una nueva comedia y con detalles de romance, luego de dirigir sus sagas anteriores Colao y Qué Leon.

Clarissa Molina la sentí actuando para NBL VIP en las primeras escenas, luego su personaje muestra más peso y se involucra en la trama.

Shalim Ortiz, amé que la producción dejara sus tatuajes al descubierto. Es diferente, fresco, variado. Pudo dar más, al igual que Clarissa Molina en temas de coquetería, sensualidad, picardía, sincronía como pareja que tienen esa chispa de atracción que termina en un romance, pero aporta frescura a la historia.

Marko es igual que su personaje comediante en redes sociales: gracioso y con expresiones faciales idóneas para provocar una que otra carcajada.

Cheddy García es la comedia personificada, que junto a Kenny Grullón, se les concede una historia secundaria que diversifica. Son graciosos y cautivan.

Julián Gil aparece y desaparece de la trama sin aportar algo más que su nombre en la película.

La breve actuación de Charityn Goico es de peso y gira la trama. Cae como anillo al dedo. La película da un giro inesperado que gratamente me sorprendió.

Ahora: ¿Todos los matrimonios de germinan por infidelidad? Es un tema muy recurrido para crear historias en el cine nacional que puede ser cambiado a otras problemáticas que diferencien a los largometrajes.

Me agradó que Frank Perozo junto a los productores Zumaya Cordero y Gregory Quin decidieran filmar en Santiago, cómo referencia a la Ciudad Corazón, el inminente romance de los protagonistas y el rompimiento de sus clientes.

Me sentí dominicana escuchar la banda sonora donde Milly Quezada y Techy Fatule, por ejemplo, armonizan la historia.

Pagué RD$ 400 por una boleta en el Caribbean Cinemas de la plaza Downtown Center.

Resalto que es una película grabada con la Ley de Cine 108-10.

Aún está en la cartelera, y sus productores destacaron que llegará al cine extranjero. Es tu oportunidad para verla.

Hay que verla. Así coleccionas una producción más en tu biblioteca del 2024, pero, además, por contar historias diferentes que puede ir eliminando al cliché de las comedias.