Santo Domingo. «Harta», el reciente éxito de Netflix protagonizado por Taraji P. Henson y dirigido por Tyler Perry, me ha cautivado. Es de esas producciones que no solo entretienen, sino que invitan a una profunda reflexión sobre temas cruciales.
La película nos presenta a Janiyah, una mujer negra estadounidense cuya bondad es evidente de principio a fin, incluso bajo la intensa presión que enfrenta. Más allá de su empatía, su incansable ética de trabajo, su rol como madre ejemplar y vecina amable, Janiyah es una víctima del sistema.
Es un sistema que la abandona, que no le garantiza derechos fundamentales como el acceso a la salud, a una vivienda digna o a un empleo justo. Tyler Perry, el director, confronta directamente este sistema, lo critica y señala sus fallas, con la esperanza de que se generen cambios significativos.
En Estados Unidos, las personas negras son desproporcionadamente afectadas por las desigualdades en ámbitos como la educación, la riqueza, la salud, la justicia, el empleo y la vivienda.
Las cifras
Las cifras respaldan esta realidad: un estudio del centro de investigación Brookings, «La riqueza de los negros está aumentando, pero también la brecha de riqueza racial», reveló que entre 2019 y 2022, la riqueza media de los hogares negros aumentó en US$51,800, pero la brecha racial se amplió en US$49,950, resultando en una diferencia total de US$240,120 entre la riqueza media de los hogares blancos y negros.
Estas estadísticas, en su mayoría desfavorables para las personas negras, son la base de la crítica del director al gobierno estadounidense, señalando cómo estas discriminaciones están casi institucionalizadas, muchas arrastradas por décadas debido al racismo estructural que corroe la nación norteamericana.
Salud Mental
Con todo el sistema en contra, no sorprende que la salud mental se vea comprometida. Janiyah simplemente colapsa, evidenciando la vulnerabilidad del ser humano ante la exposición constante a situaciones traumáticas. El retrato de su personaje subraya la importancia de cuidar la salud mental y de evitar, siempre que sea posible, situaciones que nos agoten emocionalmente o nos quiten la dignidad.
Lo vemos en la película, pero es una realidad en la vida cotidiana. En países como la República Dominicana, el acceso a terapia psicológica y medicamentos para trastornos mentales es un lujo que los más vulnerables no pueden costear, confirmando la frase del largometraje: «Es caro ser pobre».
Es vital rodearse de un círculo de apoyo en los momentos difíciles. Contar con personas como la detective Raymond, la gerente del banco o la compañera de trabajo que testificó sobre la bondad de Janiyah, facilitó su camino a través de la adversidad.
Estas personas comprendían perfectamente las peripecias de Janiyah porque habían vivido situaciones similares, lo que les permitía entenderla sin juzgar. Ojalá todos tengamos la fortuna de contar con personas así en las tormentas de la vida.
Una de mis escenas favoritas es cuando Janiyah es transmitida en vivo, desahogando de manera profunda y sin reservas todas sus frustraciones. Los espectadores no pueden evitar sentir empatía, una virtud humana que nos une y nos recuerda que, a pesar de las imperfecciones del mundo, también está lleno de gente buena. ¡Que nunca perdamos esa empatía!
La actuación de Taraji P. Henson es sencillamente magistral. Ella logra un personaje muy bien construido, manteniendo emociones intensas con una maestría que merece reconocimiento. No dudaría en que sea nominada y gane en la categoría de los Óscar de 2026. ¡Gracias a la Academia!