Santo Domingo. – El actor mexicano Pablo Cruz, conocido por su papel en la serie Chespirito y su participación en Luis Miguel, la serie, compartió con el público reflexiones sobre su trayectoria y su método actoral durante un panel de preguntas y respuestas en el marco del Festival SmartFilms RD.
En su intervención, Cruz explicó la diferencia entre encarnar un personaje ficticio como Patricio Ro en Luis Miguel, creado para intensificar la tensión dramática, y dar vida a una figura real y reconocida como Roberto Gómez Bolaños (Chespirito).
“En Chespirito era importante recalcar que se trataba de una versión de su vida, contada desde la perspectiva de su familia, lo que inevitablemente ofrecía un ángulo distinto”.
El actor reconoció que la entrega a su profesión lo ha llevado a sacrificar momentos personales valiosos: “Sí, ha habido eventos importantes que no pude compartir con seres queridos porque coincidían con compromisos de trabajo. Son decisiones incómodas, pero con el tiempo van construyendo un perfil profesional”.
También subrayó que la actuación es una carrera de perseverancia: “He participado en más de 50 proyectos, lo que significa unas 700 u 800 audiciones. Eso quiere decir 750 ‘no’ por cada ‘sí’. Hay que aprender a convivir con los rechazos hasta que llega la oportunidad adecuada”.
Consultado sobre su método actoral, Cruz afirmó que su herramienta principal es la curiosidad: “Leo y releo el texto. Cada lectura me genera nuevas preguntas que no necesariamente tienen respuesta, pero que me van iluminando al personaje, como pequeñas lámparas que revelan más de la historia”.
Además, destacó la importancia de definir con claridad el objetivo de cada escena: “Antes de grabar repito en voz alta qué quiero lograr en esa situación, más allá de las palabras escritas en el guion. Eso me permite entrar con certeza al momento actoral”.
El aprendizaje de interpretar a Chespirito
Aunque al inicio no era admirador de Gómez Bolaños, Cruz confesó que la experiencia lo transformó: “Me dejó su deseo incansable de crear algo que le produjera alegría también como espectador. Supo entender lo que la gente quería ver y buscó romper con la solemnidad que dominaba la televisión de su tiempo”.
Para él, lo más difícil del papel fue aparentar habilidades futbolísticas, mientras que lo más valioso fue el contacto con “un grupo de gente tan talentosa que sigue siendo parte de mi vida”.
Asimismo, insistió en que no se debía presentar a Chespirito como un personaje perfecto: “La audiencia es inteligente y no conecta con idealizaciones. Lo interesante está en mostrar también sus vulnerabilidades y contradicciones, porque eso genera identificación”.
Humanidad como cualidad esencial
Al ser consultado sobre la cualidad más importante que debe tener un actor, Cruz respondió sin titubeos: la humanidad.
“La desarrollamos siendo empáticos, poniéndonos en los zapatos de otros y entendiendo que no tenemos la única verdad. Eso nos permite conectar con lo bello y lo feo de la condición humana”.
Finalmente, destacó que todas las experiencias, incluso las más frustrantes, le han dejado un aprendizaje: “Cada proyecto me ha enseñado algo, incluso aquellos que parecían intrascendentes. Al final, lo que me impulsa cada día es preguntarme qué me hace feliz y encaminarme hacia eso”.